Los neoyorquinos afrontaban este lunes una jornada de pesadilla para ir a trabajar y millones de estadounidenses en la Costa Este se quedaron en la oscuridad e inundados, después de que la tormenta Irene azotara la región antes de dirigirse a Canadá.
Un huracán que alcanzó la categoría 3 pero que ahora se debilitó a post-tormenta tropical, Irene llegó al extremo oriental de Canadá provocando lluvias y con vientos de 80 kilómetros por hora, luego de causar la muerte de 20 personas en Estados Unidos.
La tormenta provocó cortes de energía eléctrica a 5 millones de hogares y empresas en Estados Unidos, además de dejar calles inundadas por las precipitaciones.
Los trenes subterráneos y principales aeropuertos de Nueva York tenían previsto empezar a operar lentamente a partir de las 06.00 hora local (1000 GMT), pero se esperaban retrasos y abarrotamiento.
La mayoría de los usuarios de los servicios ferroviarios que conectan a la ciudad con el norte estaban suspendidos de forma indefinida.
El sector de Wall Street no sufrió daños graves, al igual que la Zona Cero, donde pronto se conmemorarán 10 años desde los ataques del 11 de septiembre. Los mercados financieros tenían previsto retomar sus operaciones de forma habitual, pero se esperaba que el volumen fuera menor.
El Centro Nacional de Tenis situado en Queens eludió graves daños y el Abierto de Estados Unidos debería comenzar el lunes tal como estaba previsto.
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